El nuevo rol del notario
Haciendo memoria, Juan Andrés de la Fuente vuelve a su infancia y recuerda: “Me crié la mitad en mi casa y, la otra mitad, en la escribanía de mi familia”. Su bisabuelo fundó el estudio en Dolores, Soriano, en 1936. “Mi padre y mi abuelo son Escribanos, y ellos son mis dos grandes referentes, tanto en la vida como en el plano profesional, por lo que sin duda fueron una muy afortunada influencia”, afirma.
Hasta esta parte del relato, quizá parezca fácil seguir con la historia profesional. Sin embargo, después de cursar la carrera de Escribanía en la UM, Juan Andrés voló a España para cursar un MBA especializado en Dirección de Empresas Familiares en la Universidad de Salamanca y trabajó en la consultora de la universidad vinculada a este tema. “Al máster asistían personas de todo el mundo, algunas formadas en universidades de renombre, y en ningún momento sentí que tuviera alguna carencia respecto a mi formación. Lo atribuyo a la UM, que fue la que me proveyó la preparación que me permitió estar a la altura de mis compañeros”, asegura.
Hoy tiene un doble perfil laboral en la escribanía de su familia y como consultor de empresas familiares, para lo que cree que Uruguay “es suelo muy fértil, puesto que nuestro tejido empresarial se compone de un 80%” de este tipo de negocios. En todo su trabajo, existe una visión innovadora con respecto a la imagen que muchas veces se da del escribano.
Afirma que atrás del documento final que firma un escribano «hay un intenso trabajo de mediador, articulador de negocio, capacidad de tener una escucha activa, llevar propuestas, acercar a los actores, aportar ideas, conocimiento, experiencia, fortalezas únicas de esta profesión que crea “leyes entre las partes”». A todo esto, ha sumado además el desarrollo tecnológico. “Así de importante veo el rol del notario del siglo XXI”, concluye. Su perfil ilustra la innovación en la formación de los futuros escribanos a la que se comprometió la Facultad de Derecho (FDER) de la UM.
A veces existe la idea de que la escribanía es algo muy local y en donde no hay mucho lugar para la innovación. Sin embargo, con tus estudios posteriores derribás esos prejuicios. ¿Qué pensás de esta idea?
Efectivamente me he encontrado con preguntas como: ¿qué hace un Escribano estudiando una maestría en administración de negocios?, las que responden a esa concepción que existe en el entorno social y también en el profesional, de que el Escribano es una persona muy cerrada, demasiado estructurada y que su rol se limita simplemente a instrumentar la voluntad de los otorgantes y demás, cuando en realidad el Escribano tiene por su formación una condiciones que lo hacen idóneo para participar activamente en la generación de negocios. Lejos de aquella concepción que comento, la Universidad arma al Escribano con un conjunto de herramientas (conocimientos y habilidades) que lo convierten en el profesional perfecto para estructurar operaciones de negocio.
En ese sentido, ¿cuál es el rol del escribano hoy?
Es una de las carreras idóneas para tener una visión global del negocio, porque el eje de los negocios es el acuerdo de voluntades y muchas veces el Escribano es el artífice para que ello suceda. Somos quienes debemos aportar la idea, la solución, el ingenio, para que dos partes encuentren el acuerdo y se pueda concretar ese acuerdo de voluntades, que después pondremos en marcha y dotaremos de valor de instrumento público. Pero muchas veces solamente se ve esta última de las etapas. Atrás de ese documento, hay un intenso trabajo de mediador, articulador de negocio, capacidad de tener una escucha activa, llevar propuestas, acercar a los actores, aportar ideas, conocimiento, experiencia, fortalezas únicas de esta profesión que crea “leyes entre las partes”. Así de importante veo el rol del Notario del siglo XXI. Hoy nos enfrentamos a una serie de desafíos tecnológicos, de los cuales tengo la plena seguridad que el Escribano será un activo partícipe y eje fundamental, eso sí, debemos estar y participar de los ámbitos de innovación para mostrar el plus que agrega la función notarial.
¿En qué sentido debería innovar la formación del escribano para conseguir el perfil que planteas?
Personalmente, además de los conocimientos duros o esta parte teórica y práctica, el Máster me proveyó un conjunto de habilidades blandas que considero clave en el desarrollo de un profesional con este perfil. Por ello considero que ahí es donde hay que poner el foco: en dotar a los Escribanos de habilidades como la comunicación, negociación, resolución de conflictos, creatividad y otras tantas, para potenciar su perfil de articulador de negocios, que ya le es propio. Y en este sentido me consta que la Facultad de Derecho de la Universidad de Montevideo está trabajando muy activamente para incorporar el desarrollo de tales habilidades dentro del grado de Notariado, lo que considero un acierto rotundo.
Actualmente trabajás en la Escribanía de la Fuente y como consultor independiente. ¿Cómo es trabajar en un negocio familiar?, ¿cuáles son las ventajas y desafíos?
Las ventajas evidentes de trabajar en el estudio de mi familia, al que me sumé como cuarta generación, es incorporarse a una estructura ya armada y funcionando. Respecto a los desafíos, hay dos muy grandes. Primero, como comentaba antes, reivindicar la figura del escribano como articulador de negocios. El segundo es la digitalización de la profesión. En ambos casos estamos haciendo acciones puntuales y concretas, porque creemos que tenemos la obligación de brindar un servicio adecuado a los tiempos que vivimos. Siempre creemos que las profesiones vinculadas a las ciencias son las que deben actualizarse en forma más rápida, no obstante, las profesiones con orientación humanística deben incorporar los nuevos “drivers” del mundo en que vivimos y adecuar su actuación y desarrollo.