Veinte años del CCB: impulsando la medicina
Dr. Bonifazio en la ceremonia de graduación UM de 2009
El Dr. Juan Bonifazio actualmente vive en Italia junto a su familia. Médico uruguayo, especialista en Medicina Interna y en Endocrinología, y profesor Grado V en esa área, fue uno de los grandes impulsores del Centro de Ciencias Biomédicas (CCB) de la UM, que comenzó a funcionar en el 2000. El Dr. Bonifazio fue su primer director y responsable de crear una currícula que previó muchas de las nuevas necesidades de formación en Medicina en Uruguay. Trabajó en el Centro hasta el año 2012, cuando se radicó en Europa. La Dra. Marta Rago fue su sucesora, a quien Bonifazio recuerda como la encargada de llevar adelante el primer curso centrado en Medicina de familia.
En la siguiente entrevista, el Dr. Bonifazio cuenta cómo se gestó el CCB de la UM, cómo fueron los primeros años de trabajo y sus aprendizajes como docente de la salud en el Uruguay del siglo XX.
Cuando comenzó con el proyecto del CCB, ya se había retirado como profesor Grado V (cinco) en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR), ¿cuáles fueron sus principales aprendizajes de esos años de docencia?
Hay un viejo aforismo que dice que enseñando se aprende, y yo, enseñando, aprendí. Aprendí porque tenía la obligación de estudiar mucho para las clases, pero además, en el estricto sentido de la palabra: “Enseñando se aprende a enseñar”.
Siempre me gustó hacerlo. Ya de estudiante había tenido -de forma honoraria- un grupo de prácticas de fisiología con perritos y ratitas, pero después como docente aprendí mucho sobre trato personal, principalmente con jóvenes que luego serían mis colegas, y me hice muy amigo de varios. Incluso con algunos aún seguimos la amistad por medios digitales. Fui muy feliz en la docencia.
¿Y qué valores y conocimientos cree que son fundamentales para una persona que trabaja en salud?
Primero, conocimientos profesionales técnicos. Durante el ejercicio profesional un médico que se respete y respete a sus pacientes y al entorno de salud. Tiene que estar lo más actualizado posible en los conocimientos. Tiene que saber lo que se está haciendo en el mundo y lo que se puede hacer en el ambiente donde vive y donde actúa. Hay que seguir estudiando de forma consciente, eso es fundamental.
Segundo, para seguir estudiando y aprendiendo, es importante no dejar de ir a congresos. En mi carrera, fui a congresos y organicé congresos en Montevideo. Creo que tengo algo así como 31 viajes a Europa... además congresos latinoamericanos, congresos rioplatenses, congresos mundiales… muchas veces viajé.
Tercero, es importante aprender a respetar a todos: el respeto al enfermo, el respeto a la familia del enfermo y el respeto a todo el personal de salud.
¿Cómo recuerda el inicio del Centro de Ciencias Biomédicas (CCB) de la UM?
En el año 1999, las autoridades de la UM me plantearon la posibilidad de organizar algún curso en el área de la salud. Esto significó empezar a pensar, ayudado por las autoridades y por amigos, cómo podíamos organizar eso. En marzo del 2000 finalicé mi carrera docente en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR) y, en agosto de ese año, comenzó el CCB.
Entonces empezó, por la inspiración y la invitación de autoridades de la Universidad, un curso de Medicina familiar, en el que se invitó a docentes prestigiosos de Uruguay y Argentina, con gran experiencia docente. Fui a hablar con un muy buen amigo mío, ya fallecido, el profesor Bergadá, que era en ese momento el rector de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral (en El Pinar) Buenos Aires. Él me ayudó muchísimo.
El curso de Medicina familiar fue el primero de tipo curricular. Todo el mundo lo tomó con mucho cariño, mucho afecto. Duraba dos años y los alumnos obtenían un diploma, que jerarquizó en muchos lados para puestos, para cargos, para trabajar… porque se aprende también para trabajar, no solo para saber.
Muchos de los primeros alumnos siguieron actuando en la UM en los cursos sucesivos, porque todos los años empezaban nuevos alumnos. Más tarde, empezaron otros cursos: el curso de Farmacología, cursos de Radiología, cursos de Ginecología, cursos más cortos, más largos… según los programas. El CCB, así, siguió trabajando todos esos años.
¿Cuál era su visión para el CBB en ese entonces?
En aquellos tiempos pensaba que el CBB era como un embrión, pequeñísimo, pero con un gran potencial de desarrollo y de crecimiento, hasta después tener una vida autónoma y poder así expandirse y desarrollarse en todas sus potencialidades.
Siempre tuve la idea de mirar cómo iba el crecimiento. En algunas épocas al profesor Dr. Mariano Brito, primer rector de la UM y rector en ese momento, le decía que tenía miedo que esto no crezca suficientemente rápido. Él me decía: “Calma, calma, calma”. Mucha razón tenía, ciertamente las cosas no siempre crecen rápido. En los embriones humanos, si no crecen rápido, hay patologías. Pero esto no era un embrión humano.
¿Qué diría ahora? Que esto ha seguido. Me fui, y tantas veces he pensado: “lo he dejado como un hijo que lo abandoné”. Pero lo abandoné ya grande, y en muy buenas manos, entonces puedo darme como muy satisfecho. Hice lo que podía hacer, hasta donde debí, donde pude. Me tuve que venir a vivir a Europa por condiciones familiares.
Cuando cerró su ciclo en el CCB, ¿cuáles fueron los consejos que dejó a quienes lo sucedieron en la tarea?
Bueno, les brindé mi confianza y mi fe en ellos, para entusiasmarlos para que siguieran. Con la Dra. Rago, que es la persona que me sucedió, teníamos reuniones muy frecuentes, casi semanales, de ponernos de acuerdo en los temas importantes de organización. Para mí no solo era una colega, una amiga (también) era una colaboradora inmediata que conocía todas las dinámicas. A ella, no era procedente darle consejos.
¿A qué personas recuerda como parte del CCB en esos años?
Tengo miedo de olvidarme de alguno, y ciertamente me voy a olvidar, así que ya estoy pidiendo disculpas. La profesora Dra. Marta Rago, que estuvo a cargo de toda la organización, y sobre todo, quien llevó adelante el curso de Medicina de familia.
El Dr. Francisco Estévez, pionero de toda la unidad de Farmacología, Farmacodinamia y Farmacoeconomía. La Dra. Andrea Giménez, que ayudó tanto en Farmacología al Dr. Estévez.
El profesor Dr. Antonio Calvo y el profesor Dr. Elvio Zeballos, quienes tuvieron su participación en la docencia. Calvo era en Neurocirugía y Zeballos en Gastroenterología.
El Dr. Álvaro Vázquez Delgado, hijo del expresidente Dr. Tabaré Vázquez, fue quien llevó adelante los temas de Radiología y Radioterapia. El Dr. Carlos Salveraglio, profesor también. Para los temas de Psiquiatría, el Dr. Lyford-Pike y el Dr. Puppo.
Me estoy olvidando de muchísimos, perdón, fue mucha la gente que participó en los inicios.
Sobre el Dr. Juan L. Bonifazio:
Juan Lorenzo Bonifazio nació el 9 de marzo de 1935. Se graduó de doctor en Medicina en 1963.
En 1967 obtuvo su diploma de especialista en Medicina Interna y en 1974 el de especialista en Endocrinología.
Fue profesor adjunto (Grado II) de Clínica Médica en nuestra Facultad de Medicina (1964 - 1967) y de Clínica Endocrinológica (1970 - 1973). Se desempeñó como profesor adjunto (Grado III) en la Clínica Semiológica (1975 - 1978) y en la Clínica Endocrinológica (1980 - 1983). Entre el año 1994 y el 2000, fue profesor Grado V en esta última Clínica.
Entre 1960 y 1964 se desempeñó como practicante interno en el Ministerio de Salud Pública. Fue médico ayudante entre 1966 y 1970, médico adjunto entre 1970 y 1971, médico entre 1971 y 1978, y médico endocrinólogo entre 1978 y 1997, en dicho Ministerio.
Fue presidente de la Sociedad Uruguaya de Endocrinología y Metabolismo, y de la Sociedad de Diabetología y Nutrición. Participó como miembro titular de la Sociedad de Medicina de Montevideo, y de la Sociedad de Esterilidad y Fertilidad.
Fue director del Centro de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Montevideo desde el año 2000 hasta el 2012 y miembro titular de la Academia Nacional de Medicina desde el 2003.