Mano a mano con Carolina Saizar

Charlamos con la graduada de Economía en la UM, Carolina Saizar, recientemente nombrada asesora del Directorio Ejecutivo del Banco Mundial para Uruguay
Carolina Saizar, posa sobre fondo color naranja

La Ec. Carolina Saizar lleva más de diez años de trabajo y colaboración con el Banco Mundial, primero como coordinadora y analista, luego como oficial de Operaciones. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el BID y, desde fines de 2020, ocupa el cargo de asesora al director ejecutivo por Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay en el Banco Mundial.

En la siguiente entrevista realizada en el marco del Día Internacional de la Mujer, la alumni de Facultad de Ciencias Empresariales y Economía (FCEE) de la UM habla de su profundo interés en trabajar en temas de desarrollo social y económico sostenible, y de cómo, con versatilidad y persistencia, se propuso crecer en una organización dedicada al desarrollo global.
 

A grandes rasgos ¿en qué consiste tu trabajo de asesoría en esta nueva área del Banco Mundial?

Desde diciembre de 2020 me desempeño en el Directorio Ejecutivo del Banco Mundial como asesora por Uruguay. En esta posición participo en la coordinación interna del Banco Mundial sobre proyectos que se llevan a cabo en Uruguay, en permanente contacto con nuestro Gobierno a través del Ministerio de Economía y Finanzas. Por otra parte, sigo de cerca la temática que se discute en todos los comités del Directorio del Banco, y particularmente en el Comité de Efectividad del Desarrollo (CODE) que próximamente presidirá nuestro país en la persona de la ministra de Economía.

¿Cómo describirías a nivel personal una carrera como la que lleva en el Banco Mundial? ¿Cómo te surgió la oportunidad de empezar a trabajar allí? ¿Qué tipo de habilidades tuviste que desarrollar para emplear tareas en la organización?

A nivel personal, toda mi carrera profesional en Washington DC ha sido increíble, llena de enseñanzas y aprendizaje. Al Banco Mundial ingresé en 2009, motivada por mi profundo interés en trabajar en temas de desarrollo social y económico sostenible a nivel global. Durante mi etapa profesional anterior (trabajando en el Fondo Monetario Internacional) había tenido oportunidad de participar en varias instancias de contacto con representantes del Banco Mundial sobre cuestiones de política económica y reformas estructurales o sectoriales.

Estos temas me resultaron muy motivadores, por lo que me propuse ser parte de esa organización que tanto aportaba al desarrollo global.

Tuve que remitir mi hoja de vida numerosas veces, pero no me desanimé en ningún momento. Una habilidad que sin duda me ayudó, fue la capacidad de relacionarme e interactuar positivamente con otras personas, aptitud que varios profesores de la UM en su momento nos insistían. Desarrollar la capacidad de tener versatilidad laboral, y adaptarme más rápidamente al trabajo interdisciplinario ha sido muy importante para avanzar mi carrera en el Banco. 

¿Cómo influyó su paso por el Fondo Monetario Internacional y el BID en su carrera profesional?

Mi paso inicial por el Banco Interamericano de Desarrollo me abrió las puertas de los organismos internacionales, me enseñó a trabajar en equipos multiculturales y me entusiasmó con los temas relacionados al desarrollo socioeconómico.

Todo empezó con una pasantía en el Departamento de Recursos Humanos del BID, a la que accedí como estudiante de la UM, justo antes de recibirme. Al terminarla, me propusieron ingresar al BID como analista de investigación con un contrato de dos años, lo que me atreví a aceptar, gracias al apoyo de mi familia.

Esa primera etapa me permitió adquirir una visión general de las habilidades necesarias para cada tarea en la organización, y conocer personas maravillosas, que aún hoy forman parte de mi grupo de amigos y me hicieron echar raíces en esta hermosa ciudad en la que vivo. Tras varios años de crecimiento personal y laboral en el BID, desde el Fondo Monetario Internacional me formularon una oferta que no pude rechazar, para trabajar en investigación y políticas macroeconómicas con foco en el Cono Sur. Esta valiosa experiencia, también de varios años, me sirvió para entender que mi vocación era participar en el esfuerzo de desarrollo a nivel mundial.       

¿Qué tipo de consejo le darías a una alumna de la UM que quiere desarrollarse en una carrera similar a la suya?

Le diría que se fije metas y se comprometa firmemente con ellas.  Le agregaría que el mérito personal existe, y se reconoce cuando hay dedicación y suficiente tenacidad en la búsqueda de objetivos nobles. Le advertiría además que es importante no desaprovechar oportunidades, aunque a veces parezcan desviarse un poco del camino trazado: manteniendo la mente abierta, los objetivos estarán un poco más cerca. En cuanto al aula –que nunca se debe abandonar- le recomendaría estudiar con pasión, ser intelectualmente curiosa, y exprimir a los profesores con preguntas y planteos que amplíen su campo de interés. Definitivamente los postgrados son muy útiles para una carrera similar. En mi caso, la maestría en economía de la Universidad de George Mason complementó mis estudios anteriores.    

Como mujer ¿qué experiencias destacas del área ejecutiva? ¿qué cualidades debe cultivarse en la mesa de trabajo de la alta dirección?

La economía es generalmente considerada un campo dominado por hombres, y mis jefes han sido mayoritariamente hombres. Quizás cuando accedí a trabajar en el Directorio del Banco Mundial esperaba encontrarme con mayor diversidad de género, como producto de las políticas públicas que promueve firmemente el propio Banco; sin embargo, encontré que solo un 24% de los directores ejecutivos son mujeres. O sea que -si bien se ha avanzado- queda mucho camino que recorrer para alcanzar una situación más justa en materia de género.  

En lo personal, como feliz madre de tres hijos, me habría sido imposible llevar adelante una carrera tan exigente sin repartir actividades del hogar con mi marido; pero, aun así, siempre me encuentro gestionando inevitablemente mi tiempo entre maternidad y trabajo. 

La compensación es que las satisfacciones son dobles, pero el esfuerzo también lo es. El mensaje es que se puede, aunque cueste.

¿Alguna anécdota sobre tu tiempo en la Universidad de Montevideo?

Las anécdotas que quedan de una etapa tan feliz y estimulante obviamente son muchas, como lo son también los vínculos con compañeros y profesores que desde entonces cultivo.  Pero si tengo que elegir solo una, me quedo con los nervios y la tensión que pasé cuando me encontré en el deber moral de expresar por escrito una opinión frontalmente contraria a la que el profesor defendía apasionadamente; y con la alegría y orgullo que sentí, tanto respecto de mi Universidad como de mi misma, cuando al examinar ansiosa los resultados, vi que ese profesor había calificado mi respuesta con una excelente nota.