Graciana Albertoni

“Volvería a elegir la carrera diez veces más”
Graciana Albertoni

Graciana Albertoni quería ser traductora desde los 12 años. Le gustaba la traducción para relacionar culturas pero no el mundo de las leyes. Siempre pensó que tendría que recibirse como Traductora Pública y después formarse para trabajar en lo que quería. Mientras estudiaba para el examen de Traducción, se enteró de que en la Universidad de Montevideo (UM) abría, por primera vez en el país, la carrera de Traducción Literaria. Se inscribió y fue la primera egresada de Traducción Literaria de Uruguay.

Mientras era estudiante, una amiga de su clase se enteró de que buscaban traductores para la película “120. Serás eterno como el tiempo”, el documental sobre la historia de Peñarol. Finalmente, ellas dos y otro compañero más de la clase la tradujeron. Esta experiencia le permitió conjugar la vocación profesional con la “pasión de hincha” y le hizo darse cuenta de que si le gustaba la traducción audiovisual iba a tener que especializarse en eso.

Después de recibirse, comenzó a viajar los fines de semana a Buenos Aires para estudiar actuación de doblaje de voz. Desde los 13 años estudió teatro y esto le permitía combinar la traducción y la actuación. “Implica ponerle la voz a las películas, eso que a nadie le gusta: el español neutro”, explica con humor.

Hoy vive en la capital argentina donde estudia Especialización en Traducción Audiovisual: Subtitulado y Doblaje para medios, que implica la profundización en esas dos ramas de la traducción con sus reglas específicas, y trabaja como free lance. Hace poco tradujo junto a una colega un libro para su versión en eBook. En el momento en que cursaba la carrera en la universidad, además de inglés, eligió chino. Cuenta que entre sus compras favoritas están los diccionarios.

Te invitaron en la UM a dar una clase de Traducción Audiovisual. En la era tecnológica en que vivimos hoy en todas las áreas es necesaria no solo la continua innovación sino también la comunicación simultanea de una parte a otra del planeta, estos dos factores suponen la incursión en el mundo audiovisual. ¿Qué implica la traducción audiovisual? ¿Es una tendencia en la región y en el mundo hoy?

En Latinoamérica hay dos grandes lugares donde se traduce material audiovisual: México y Argentina. Buenos Aires es el segundo lugar donde más se traduce cine y series. Además, hoy se usa menos la televisión y hay más plataformas que permiten ver televisión online: netflix, youtube.

También hoy se usa más porque en las páginas hay multi plataformas. Antes entrabas a una página y tenías tres páginas para leer, hoy en día tenés textos y también videos. Eso también es traducción audiovisual. Lo más divertido sin duda es traducir una serie o una película pero también se traducen los videos de Internet sobre, por ejemplo, cómo se usa algo. Cada vez estamos más globalizados. Y cada vez te piden más que el material audiovisual esté en otro idioma, sobre todo en inglés. Entonces yo creo que sí, está en alza. Y creo que va a seguir creciendo porque Internet está ganando cada vez más espacio.

Ahora que llevas un tiempo en el mundo laboral, ¿sentís que valió la pena estudiar esta carrera con un enfoque específico y un perfil diferente al de un Traductor Público?

Sin duda, la volvería elegir 10 veces más. Es verdad que si hacés Traducción Pública podés después especificarte haciendo cursos y podés traducir porque el título te habilita la firma pero creo que corrés con una gran desventaja. Por ejemplo, para hacer traducción audiovisual.

Hablando con mis compañeros de clase de Buenos Aires que estudiaron Traducción Pública, vemos que las traducciones en esa área son más concisas porque hay expresiones legales fijas y en traducción literaria se abren otros caminos.

Esto también implica estudiar o consultar a expertos según lo que tengas que traducir. El libro que traduje hace poco con una colega, Carla Rapetti, era sobre emprendedores de la informática y tenía muchos términos específicos.

En un documento de la Universidad Autónoma de Madrid, Ana Ramos Calvo afirma: “El traductor literario, además de enfrentarse a las dificultades que presenta toda traducción, ha de atender a la belleza del texto, a su estilo y sus marcas (lexicales, gramaticales o fonológicas)”. Esto implica un conocimiento profundo de la lengua como expresión artística. ¿Cómo te prepara la carrera para esto?

Con las diferentes materias. Tuve Traducción Literaria con Claudia Amengual. Fue un honor tenerla como profesora. No solo es traductora sino que también es escritora. Con ella dimos todo tipo de traducciones. También Historia y Teoría de la Traducción con Sylvia Mernies. Además, Traducción I y II, que fueron materias previas.

Todas las materias se conjugan de forma tal para darte las herramientas necesarias para poder encontrar eso que estás buscando. Aprendés cosas que uno no se imagina antes de entrar a la universidad. Por ejemplo, las expresiones idiomáticas y el humor, que es generalmente de las cosas más difíciles de traducir porque es lo más específico de una cultura, no nos reímos nosotros de lo mismo que incluso Argentina que está al lado.

Uno va aprendiendo en la conjunción cosas que en el momento no entendés para que te van a servir y un año y medio después decís: “Para esto me iba a servir porque lo estoy aplicando”. Entonces, yo creo que está bien diseñada la carrera y que te va llevando a que cada cosa vaya sumando a lo anterior. Te va dando herramientas para que vos vayas armando el puzzle. Para que puedas transmitir lo que quiso decir el autor.

Lo que creo más importante –y eso lo aprendí de los profesores que tuve- es ser solidario con el colega, con tu compañero, porque muchas veces no sabés o no estás seguro o no te convence lo que elegiste y está bueno saber que el otro te puede dar su opinión.

Entrevista realizada en junio de 2015.