El rol de la Biblioteca Universitaria durante la emergencia sanitaria

“La pandemia tuvo como resultado un punto de inflexión, donde tuvimos que adaptarnos rápido a los cambios sin perder la esencia y el objetivo de la biblioteca: un lugar de encuentro para el estudio, la investigación y el desarrollo cultural”
Toma parcial de la Biblioteca de la UM.

El año del distanciamiento y de evitar el contacto físico, el personal de la Biblioteca Universitaria de la Universidad de Montevideo (UM) buscó recursos para seguir ofreciendo material de estudio e investigación a los estudiantes y profesores. 

¿Cuáles fueron los desafíos para Biblioteca durante la pandemia y qué soluciones encontraron?

Los desafíos fueron muchos. Desde la seguridad de nuestros usuarios y de las personas que trabajamos aquí, hasta la adaptación de todos los servicios a la “nueva normalidad virtual”. Cuando comenzó la pandemia no sabíamos cómo se produciría el contagio del virus o cuánto tiempo duraría el covid-19 sobre el papel. Seguimos las recomendaciones y líneas de actuación que se iban elaborando por parte de las bibliotecas en Europa y Estados Unidos, así como también de organizaciones como la IFLA (International Federation of Library Associations) y sobre todo estuvimos en estrecho contacto con colegas de otras bibliotecas uruguayas.

¿Qué medidas tomaron ante la emergencia sanitaria?

En un principio, se cerraron las instalaciones de la Biblioteca al público y se canceló el préstamo a domicilio; los libros que se iban devolviendo fueron puestos en cuarentena durante 15 días. Los servicios se trasladaron desde la atención presencial a la virtual a través del correo electrónico, teléfono y una fuerte comunicación por nuestras redes sociales. El catálogo en línea fue una herramienta fundamental durante todo este tiempo.

¿Cómo fue el regreso paulatino a la presencialidad? 

Con el paso de los meses y la reapertura de algunas actividades universitarias, la Biblioteca reinició una normalidad de los servicios presenciales dentro de las normas de prevención existentes. De cualquier forma, al día de hoy no se ha habilitado el acceso libre a la colección de libros y hay un aforo reducido en el uso de las salas de lectura. El recinto de la biblioteca y sus salas de lectura fueron adecuadas para una circulación segura de los usuarios y el personal; la cuarentena de los libros disminuyó a 4 días, ya que los informes de las investigaciones detectaron que el covid-19 desaparece del papel pasadas las 72 horas. 

¿Qué medidas de prevención tomaron? 

Exigimos el ingreso con tapabocas, al igual que en resto de la UM; colocamos los elementos necesarios para la desinfección de los puestos de lectura y recomendamos la reserva previa de los libros para lograr una rápida dinámica a la hora del préstamo.

¿Surgieron recursos nuevos?

Debido a que todas las bibliotecas del mundo se encontraban en la misma situación de emergencia, surgieron muchos recursos digitales que ofrecieron acceso a libros, revistas y multimedia, académicos y recreativos, de forma irrestricta.

¿De qué forma los estudiantes y profesores pudieron seguir acudiendo a material de estudio?

Hicimos una fuerte recomendación en el uso de Timbó Foco, Timbó Biblo y de la Biblioteca País, todos recursos digitales disponibles en Uruguay. Además de todos los recursos digitales abiertos, podemos mencionar a archive.org, una biblioteca digital que resultó de mucha utilidad para los estudiantes y docentes, ya que cuenta con una colección de millones de libros, audiolibros, películas, software, entre otros y liberó manuales de estudio para su uso a nivel mundial. Así mismo, contamos con el apoyo de editoriales comerciales que nos permitieron usar sus bases de datos durante ese período. 

¿Hubo instancias de capacitación para la utilización de estos recursos?

Las bibliotecólogas estuvimos guiando a los usuarios en el uso de todos estos recursos electrónicos, elaboramos bibliografías a pedido y nos concentramos en encontrar la mayor cantidad posible de materiales en línea. Los talleres que se brindan sobre la búsqueda y uso de la información académica se trasladaron a la plataforma virtual de la UM. Además, ofrecimos un servicio de reprografía limitado a ciertos materiales de estudio que eran solicitados por los docentes que llevaban los cursos a distancia.

¿Detectaron oportunidades que resultaron útiles y podrían seguir vigentes luego de esta situación?

Durante el tiempo de ausencia presencial de nuestros usuarios, encontramos la oportunidad de enriquecer los registros del catálogo en línea de la biblioteca y lograr así una mejor recuperación de la información. En muchos casos se agregaron resúmenes, tablas de contenido e incluso se digitalizaron los índices de algunos títulos. Se realizó un control de calidad de la base de datos, normalizando autores y descriptores temáticos. 

La actividad de la Universidad continuó con normalidad durante todo el año, ¿qué rol jugó la Biblioteca en esto?

Desde que se declaró el estado de emergencia hasta ahora, nuestro principal objetivo y esfuerzo se vio abocado en dar apoyo a los estudiantes y docentes con el aporte de todos los recursos a nuestro alcance para dar continuidad al estudio y preparación de pruebas y exámenes con la mayor normalidad posible. Pensamos que después de esta situación, los usuarios tendrán un mayor dominio y uso de los recursos académicos digitales disponibles, tanto de la biblioteca como de acceso abierto. 

¿Y con respecto a la difusión de investigación?

Otro aspecto positivo de la pandemia fue que continuamos con el apoyo en la edición de las revistas académicas de la universidad. En este sentido, la Revista de Derecho pasó a utilizar un gestor de revistas, el Open Journal System, con vistas a mejorar los procesos de calidad en la edición. Se creó también el portal de revistas académicas de la UM para difundir la producción científica de la universidad. Por último, la revista Memoria Investigaciones en Ingeniería logró ingresar al Catálogo 2.0 de Latindex, mejorando su nivel, cumpliendo con 37 características de calidad sobre 38.