Premio a la innovación educativa
En abril de 2021, la Fundación Gala Acción Social en colaboración con la Asociación Española de Escuelas de Negocios (AEEN), entregaron el premio a la mejor innovación educativa en Uruguay por el curso en Educación emocional que brinda la Facultad de Humanidades y Educación (FHUMyE) de la Universidad de Montevideo. El galardón se atribuyó al curso dictado en 2020.
La Fundación organiza los Premios a la Excelencia Educativa y entrega reconocimientos a instituciones en diferentes categorías en base a un análisis de las características del curso o propuesta postulada (cómo se brindan, la cantidad de participantes, el ámbito de desarrollo en el país, entre otras). Según describe en su sitio web, “Los Premios Excelencia Educativa pretenden premiar las mejores prácticas en educación a nivel mundial. El reconocimiento que tienen estos premios posiciona a la entidad que los recibe como centro preocupado y ocupado de lograr la excelencia en la educación y las buenas prácticas empresariales, logrando una sociedad más formada, sin olvidar la importancia de la Responsabilidad Social en el día a día de la formación”.
Llegadas a Uruguay desde España, luego de varios meses de restricciones de viaje, las docentes del programa, Carmen Albana Sanz y Ester Torrents, trajeron a la UM el galardón para entregar al coordinador del área de Formación docente de la Facultad de Humanidades y Educación, Mag. Fernando Otero.
Cómo tomó forma el curso de Educación emocional en la UM
Desde 2018, un grupo de profesores de la UM comenzó a realizar talleres y seminarios relacionados a la Educación emocional, que se brindaron a docentes de primaria y secundaria provenientes de un puñado de departamentos. Con el tiempo, el proyecto y el interés crecieron de manera contundente. El coordinador del área de Formación docente, Mag. Fernando Otero, comentó que, en 2019, entre marzo y diciembre, se brindaron seminarios con participación de más de 300 personas a través de la plataforma virtual Moodle, con instancias presenciales. Además, ese año se realizaron jornadas de capacitación de la temática para centros CAIF en Montevideo y Canelones y otras instituciones del país, en las que participaron 745 de docentes.
En 2020, se consolidó el premiado curso de Educación emocional, que atrajo a más de 700 personas. Se realizó únicamente en formato virtual por las condiciones sanitarias, aunque propone un formato híbrido con talleres presenciales.
Con el inicio de la pandemia, el interés de educadores de todo el país y la región creció exponencialmente debido a los efectos del aislamiento preventivo en los niños y adolescentes –y en adultos-, que cambió aún más las condiciones óptimas para la enseñanza y el aprendizaje.
“Desde 2018 estamos trabajando con maestros de la órbita de la Universidad de Montevideo, y [al programa de Educación emocional] lo instrumentamos, lo sistematizamos y le dimos un formato más académico en 2020. El premio que recibimos es gracias a ese formato, a esa innovación y, sobre todo, gracias a la cantidad de gente interesada en este tema”, explicó la candidata a doctora en Educación, Carmen Albana Sanz[i], directora del galardonado curso en la Universidad de Montevideo.
“Desde 2018 hemos capacitado, o han escuchado hablar de educación emocional, casi 2600 educadores: estuvimos en dos escuelas en 2017, en diez escuelas en 2018, en 38 escuelas en 2019, dimos dos conferencias en 2019 con la participación de1340 educadores. En 2020 brindamos diez webinars, y en 2021 llevamos ya cinco conferencias presenciales en Melo, Montevideo y Colonia Valdense”, recontó Sanz.
En 2020 participaron del curso virtual de la Facultad de Humanidades y Educación UM educadores de centros CAIF, maestros, profesores y hasta directores de instituciones de todo el país. Con base en las experiencias de talleres de otros años, los referentes del curso decidieron dividir la formación en dos núcleos: por un lado, Primaria y, por otro, Secundaria. “Son ámbitos diferentes, edades diferentes. Si bien tienen un marco teórico muy similar, las actividades van encaminadas de una manera distinta. […] Hay un enfoque de ejes temáticos para los adolescentes y un enfoque para niños que lo trabajamos de una manera más sistematizada dentro de lo que es la planificación del maestro”, reveló Sanz. Para docentes de secundaria, por ejemplo, se trabaja en el auto concepto, en la comunicación asertiva, resolución de conflicto para el adolescente, manejo del estrés y de la ansiedad, bullying y ciber bullying.
Otero explicó que el curso de Educación emocional es integral, porque no solamente da importancia al desarrollo de habilidades, sino que también se brinda estrategias específicas de inclusión para niños y adolescentes con dificultades en el terreno emocional, gracias a que el programa cuenta con docentes psicopedagogos y psicólogos expertos en educación. “Se crea un plan de actividades específicas, programadas, sistematizadas; un plan de atención plena, de conocimiento personal, de crecimiento humano, porque para poder brindar ese apoyo a los chicos, es necesario que los docentes participantes también crezcan”, comentó Otero, a lo que Sanz agregó: “Porque la educación emocional apunta al ser de la persona. Si tú no eres, no puedes hacer. Por lo tanto, nadie da lo que no tiene. […] Por eso, la educación emocional pasa primero por la vida de los profesores, se toma conciencia de la importancia de esta acción pedagógica, y luego, desde la consciencia, se aplica. Si no hay consciencia, no hay transformación”, puntualizó la docente.
Los cursos en pandemia
Durante el curso de 2020 se realizaron diez webinars que trataron temas y herramientas ideales en tiempos de pandemia. Se incluyeron conceptos como gestión de las emociones, el retorno a las clases y el manejo de las emociones, que tienen que ver con la prevención.
Tanto Otero como Sanz explicaron que la prevención implica a los comportamientos de riesgo social, tales como la violencia, el bullying, ciber bullying, los embarazos precoces, el “coqueteo” con las sustancias nocivas (drogas), el suicidio, la ansiedad, la depresión, “porque, de fondo, todo esto, es producto de una mala gestión emocional. […] Un niño con hambre no te aprende. Pero un niño triste, tampoco aprende”, aseveró Sanz.
Proyectos en el país
Existe un grupo de docentes y personas del ámbito educativo que está interesado en impulsar la Educación emocional en el proyecto nacional de Educación. Sanz explicó que “Primaria ha tenido una buena apertura hacia la Educación emocional, tanto en el anterior gobierno como en el actual. En abril de este año han enviado a las escuelas unos cuadernitos que se llaman ‘Orientaciones Bio-Psico-Emocional’. Se los envían con una serie de recursos que las maestras podrían llamar en caso de tener niños con ansiedad, depresión. Los cuadernos tienen links con información sobre lugares a los que pueden asistir. Pero no le dicen al maestro cómo tienen que trabajar”. Y reflexionó sobre este punto: “Una cosa son los recursos para trabajar las emociones y, otra cosa, es la formación. La idea es que todos puedan recibir esta formación”.
Sanz afirmó que no hay muchas universidades que formen a docentes en este tema y que, en ese sentido, la UM es pionera. “No nos vanagloriamos de que sea así; ojalá hubiera muchas más que pudieran tratar este tema, desde la transversalidad y desde la prevención [de comportamientos de riesgo social]”, comentó la experta.
Hacer la diferencia
“Una vela puede empujar la oscuridad. Una gota de agua en un estanque, puede movilizar el estanque, porque al caer la gota se van formando círculos concéntricos. Un árbol, puede iniciar un bosque. Y una vida, puede hacer la diferencia. Por lo tanto, apostemos al ser de las personas, porque ya no podemos ver niños que se van desvinculando del sistema y viviendo la vida sin sentido. Eso es lo peor. Cuando tú no tienes un sentido de la vida, cuando no tienes un por qué vivir, no encontrarás el cómo, dice Nietzsche. Por lo tanto, apostar a esto, es apostar al país”, explicó la Dra. Sanz frente a la importancia de incluir la educación emocional en el sistema educativo, apelando a que no solo ayuda a la salud, sino que ayuda a evitar la deserción escolar.
En la UM, además de las capacitaciones y formación, existen actividades de extensión (webinars, talleres y asesoría) e investigación. Sobre este último punto, Otero explicó que se está realizando una medición de impacto de los cursos y talleres brindados en la UM a docentes, tomando datos de capacitaciones realizadas a partir de 2019, en la que participaron 38 centros del país, unos 745 docentes con impacto sobre más de 10.000 niños. La investigación se realiza a partir de un cuestionario de evaluación, que considera la situación de 200 niños (la muestra) en marzo y cómo se desarrollaron hasta diciembre después de aplicar el programa de educación emocional.
“Como resultado, hemos visto que habían modificado los comportamientos”, explicó la Dra. Sanz, y comentó que éstos sirvieron de antesala para una investigación sobre Educación emocional en Uruguay que seguirá trabajando.