UM firmó adhesión a la Cátedra Internacional CEU Elcano Primera Vuelta al Mundo
La Universidad de Montevideo (UM) firmó la adhesión a la “Cátedra Internacional CEU Elcano Primera Vuelta al Mundo”, en ocasión del quinto centenario de la primera vuelta al mundo. Dicha Cátedra se propone ser un referente en los estudios en torno a la Expedición Magallanes – Elcano, un foro permanente de estudio, reflexión y transferencia del conocimiento.
El 10 de enero, en la cámara del Comandante del buque-escuela Juan Sebastián Elcano de la Armada Española, tomó lugar la firma oficial a la que asistió el Lic. Ramiro Podetti, decano de la Facultad de Humanidades y Educación de la UM (FHUMyE) en representación de la institución. El sello lo brindó el Comandante del buque escuela Cap. de Navío Santiago de Colsa Trueba. También estuvieron presentes el embajador de España en Uruguay Dr. José Javier Gómez-Llera y García-Nava, la gerente general de Mapfre Uruguay Da. Marianne Delgado, el Agregado de Defensa Militar, Naval y Aéreo de España Dr. Francisco Eusebio Lozano, y el Consejero Cultural Dr. Luis Romera.
El Lic. Ramiro Podetti ofreció unas palabras a los presentes en el acto de adhesión:
“Señor Comandante del buque Juan Sebastián Elcano, Cp. De Navío Santiago de Colsa Trueba, Señor Embajador del Reino de España en Uruguay, José Javier Gómez-Llera y García-Nava, autoridades, colegas y amigos:
Quiero en primer lugar agradecer a la doctora María Saavedra, titular de la Cátedra Internacional CEU Elcano, por la invitación a participar de esta iniciativa. Desde la Universidad de Montevideo valoramos esta conmemoración como una oportunidad de reflexionar sobre los orígenes de la globalización, en un momento tan desafiante como el actual que, con frecuencia, pone a prueba nuestra comprensión sobre el sentido del mundo moderno.
Y por eso pensamos que esta Cátedra puede servir no solo para producir nuevo conocimiento, sino también a la diseminación de ideas y a la difusión de nuevos conocimientos que ha generado la historiografía de los últimos treinta años, pero que aún no están disponibles para el gran público o en manuales y textos de difusión. Sentimos, por ejemplo, la falta de una mejor comprensión de los significados de la primera circunnavegación global y sus amplísimos efectos.
Apenas unos lustros después de esta hazaña oceánica, un filósofo español pensaba y nombraba por primera vez a la comunidad mundial: communitas orbis. Una realidad superior, cuantitativa y cualitativamente, que cualquier estado, potencia, superpotencia o imperio, del pasado, del presente o del futuro. Este concepto, que sigue indicándonos el máximo horizonte posible de la actividad de todas las personas, de todas las organizaciones, de todas las naciones, nació en España, hijo de la experiencia oceánica, a la que aludía recién de modo tan elocuente el Comandante Colsa. La navegación y la geografía iluminaron entonces a la filosofía política.
Pero no solo fue el concepto de “comunidad mundial”. Otros términos, otros juicios, otros razonamientos, dieron lugar a la primera gran escuela de pensamiento moderno, la Escuela de Salamanca. Sus profesores e investigadores entregaron un arsenal epistemológico, sin el cual el mundo moderno sería ininteligible. Francisco de Vitoria concibió por ejemplo la idea de que ese mundo “completo”, experimentado por primera vez como esfera, cartografiado por primera vez, debía tener como norma suprema el ius communicationis, el derecho de la comunicación. ¡Pero la articulación y organización de la comunidad mundial sigue teniendo hoy, como máximo desafío, la intercomunicación global! Nuestra sorprendente experiencia de la intercomunicación global digital, y sus retos, que apenas comprendemos y todavía no atinamos a responder satisfactoriamente, son una muestra elocuente del valor de las nuevas categorías políticas que la Escuela de Salamanca puso a disposición para comprender el mundo global.
Permítanme recordar, además, que Salamanca creó la primera red transatlántica de universidades, que trabajaron juntas, intercambiaron profesores, textos, manuales, colaboraron en la formulación del derecho moderno, desde México y Lima hasta Salamanca, Alcalá o Coimbra. Esa red fue parte valiosísima de la temprana modernidad hispanoamericana, y sigue siendo materia desconocida para la mayoría de los alumnos universitarios de Hispanoamérica. Pero esa red fue posible y sustentable desde la navegación oceánica.
Hoy somos todos un poco “elcanistas”. Somos hijos de la circunnavegación global porque ella creó nuestro mundo. Verificó empíricamente la esfericidad de la Tierra, terminó de configurar, en las mentes de millones de personas, las primeras representaciones reales del planeta. Ya nadie pudo creerse “centro del mundo”, sino una parte más de un mundo accesible y comunicable.
Para concluir, quiero destacar el valor simbólico de que verifiquemos la firma de la adhesión de la Universidad de Montevideo a la Cátedra Internacional CEU Elcano aquí, sobre el buque que honra su memoria y en las aguas de la bahía de Montevideo, que nos recuerda que nuestro puerto y ciudad fueron una de las estaciones de la primera circunnavegación del mundo”.