La economía argentina

El Mg. Ricardo López Murphy visitó la UM para disertar sobre la economía mundial y la crisis que vive Argentina
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Ricardo López Murphy es economista por la Universidad de La Plata y magister en Economía por la Universidad de Chicago. Tiene una vasta trayectoria como político y ha dedicado gran parte de su carrera a la docencia en la Universidad de La Plata, la Universidad de San Andrés y la Universidad de Montevideo, entre otras.

El pasado jueves 21 de junio visitó la UM para brindar una disertación acerca de la economía argentina. Explicó cómo está el contexto económico mundial y cómo eso afecta a la región, en especial a Argentina. “Argentina está sufriendo una crisis y hay aprendizajes para ver”, destacó. En la siguiente entrevista se hace hincapié en los puntos más importantes expuestos por López Murphy.

¿Cómo ve la economía en la región?

Bajo un cambio de circunstancias externas importantes. Los precios de la soja han caído mucho y los precios de la energía han subido, es una combinación negativa. Depende cómo uno esté preparado para la adversidad. Probablemente en el caso de Argentina esté muy frágil porque está muy jugada a que las circunstancias favorables en el precio de las commodities, en el desempeño de sus vecinos y dependiente de que el acceso de mercados internacionales esté bien.

Creo que hay un contexto más adverso que el que tuvimos en los últimos 15 años y ese contexto luce razonablemente perdurable. Creo que en esos años tan favorables que tuvimos en la región algunos aprovecharon más que otros, Uruguay más que Argentina. Ahora vamos a estar bajo condiciones menos auspiciosas que las que tuvimos.

¿Cómo ve a Uruguay en relación con Argentina?

Primero, Uruguay ha tenido una historia muy larga de mayor respeto y seguridad jurídica que Argentina, cualquiera sea el gobierno. Segundo, los desequilibrios que ha tenido Uruguay han sido menos significativos que los que ha vivido Argentina. Aunque eso no quiere decir que crea que en Uruguay se hicieron las políticas ideales. Yo tengo muchas observaciones sobre qué se ha hecho y cómo se utilizaron las oportunidades. Pero seguramente se actuó con más tino y prudencia que en Argentina, y esa acumulación de certezas generó un círculo virtuoso que le ha permitido a Uruguay manejar el mercado de capitales, deudas y circunstancias de manera menos grave. Por lo tanto, parece tener menos fragilidad inicial. Sería un error grande pensar que en Argentina va a continuar la estrategia de los años pasados, va hacia una estrategia de cambio real más alto del que tuvo.

¿Ha visto cambios en la economía de Argentina desde que comenzó el nuevo gobierno?

La fragilidad de Argentina es heredada, una herencia catastrófica pero que nunca fue bien explicitada a la gente. Muchos de los argentinos no comprenden cuáles son los problemas que tiene el país. Argentina cuenta con una economía mucho más cerrada que Uruguay –no se despegó de la región como hizo Uruguay-, y esto hace que sea muy vulnerable a la situación de Brasil, por ejemplo. La convicción de este nuevo gobierno argentino acerca de hacer las cosas de una manera gradual y extendida en el tiempo no ayudó. Lo que sí mejoró fue la relación con los organismos multilaterales, se ha saneado el incumplimiento de las deudas y las relaciones externas y políticas con el resto del mundo.

Nosotros tenemos una propensión a un planteo exageradamente optimista, y eso lo veo como un defecto enorme. Creo que lo lógico es pensar el escenario más adverso y después evaluar. Si uno se plantea un escenario muy favorable, cuando ocurren cosas inesperadas, parece inabordable.

Esta es una región sin amenazas modernas. No tiene grandes desequilibrios migratorios (a no ser Venezuela), no hay un choque cultural y de valores. No hay riesgos atómicos, de misiles, o de violencia extrema. Las relaciones en las fronteras son buenas, no hay conflictos raciales ni religiosos que se vuelven destructivos y no hay una cultura de buscar la desaparición del otro. Es una región de paz, esto implica menos riesgos sistémicos e inversión en protección de amenazas. Si se capitaliza, es una ventaja enorme.