“Todo lo que aprendí, lo aprendí de otros”
Rodrigo Sánchez es alumno de cuarto año de Ingeniería Industrial en la UM. Viene del interior, de un pueblo de Canelones llamado Soca. Le gustaba jugar al fútbol y estudiaba mucho para poder seguir jugando. Se metió “por descarte” en sexto de Ingeniería y la madre insistió en que fuera a una universidad privada. Fue entonces que comenzó a estudiar en la FIUM. En su tercer año de carrera se fue a Stanford University de la mano de Initium, y está pensando en irse de intercambio el año que viene.
Nos sentamos a charlar con él y nos contó sobre su vida en la Facultad de Ingeniería de la UM:
¿Cómo fue tu primer año en la FIUM?
Cuando comencé la facultad me sentía diez niveles más abajo que el resto de mis compañeros. Si bien yo era muy buen estudiante en el liceo, mi preparación en matemática y física había sido nula. Había renunciado a mi sueño de jugar al fútbol para dedicarme al estudio y no lograba aprender. Estaba cerrado. Mi asesor Adrián Santilli fue un gran apoyo, así como otras personas dentro de la Facultad. Ellos me decían que la clave para el éxito estaba en “aprender a aprender”. Empezaba a estudiar todos los días a las ocho de la mañana y me iba de la FIUM a eso de las diez de la noche, o a las once si me dejaban quedarme. Cada examen bajo era un golpe para mí. Hasta que logré entender cómo aprender. De ahí en adelante, con constancia y un buen grupo de estudio, me empezó a ir mejor.
En tercer año te fuiste a Stanford con Initium, ¿cómo fue ese proceso?
Surgió la oportunidad cuando estaba en segundo. Pero enseguida lo vi como algo muy lejano para mí. Yo no sabía inglés… pero la experiencia en Stanford me parecía una oportunidad única. En mi tercer año volvieron a hacer el llamado y, hablando con un amigo que se había ido, me dio curiosidad. Empecé a involucrarme con Initium y me insistieron en que aprendiera inglés y me postulara. En el mundo de la ingeniería si no sabes inglés, se hace difícil abrir ciertas puertas. El día de mañana, todo es una competencia, y necesitas tener el mejor currículum. Así que me puse a aprender.
Es mucho trabajo lo que hay que hacer para ir. Es imprescindible salir de la zona de confort y tener mucha constancia y perseverancia. Trabajos del estilo de biografías, entrevistas, videos, formularios de todo tipo.
¿Cómo aprendiste inglés?
Mis amigos empezaron a darme clases, a ayudarme a aprender. Muchos profesores me dieron una mano también. Pero tenía que hacer entrevistas completas en inglés en menos de dos meses. Me descargué todas las aplicaciones existentes de idiomas, y empapelé toda mi casa para retener los nombres de cada mueble, cada utensilio, todo en inglés. También intenté hacerlo a la antigua, con diccionarios de inglés-español, pero no me funcionaron.
Me aceptaron desde la UM, pero me quedaba todavía que me aceptaran desde Stanford. Para eso tenía que hacer unos videos en inglés. Un amigo me tradujo todo lo que quería decir, y yo me lo aprendía de memoria. Después hubo una instancia de entrevistas y, con un traductor, me fui aprendiendo todas las posibles preguntas que podían llegar a hacerme y preparaba las respuestas a esas preguntas. Por suerte, me tocaron muchas de las que había preparado y memorizado y así fue como llegué a Stanford. Todo un verano estudiando diez horas por día, sin parar, solo aprendiendo inglés. Fue increíble.
¿Cómo te sentiste con el resultado final?
Estaba muy emocionado estando allá, después de todo mi esfuerzo había llegado y me encontraba hablando con gente en inglés y me entendían. Estaba cumpliendo un sueño, algo que me había parecido muy difícil de conseguir. Por su lado mi madre estaba hasta más feliz que yo mismo. Fue muy satisfactorio para ella verme llegar tan lejos gracias al esfuerzo.
¿En qué consistió el viaje?
Primero fuimos a conocer grandes empresas. Conocimos culturas de trabajo completamente diferentes a las de acá. Hablamos con trabajadores y nos contaban cómo era trabajar para Facebook, o Whatsapp. Después, en Stanford tuvimos un meet-up, que consistía en una serie de talleres y charlas, y culminaban con una celebración. Estábamos rodeados de gente interesante, gente importante.
También hiciste algunas pasantías… ¿Dónde las hiciste?
Las pasantías generalmente se hacen en verano porque es difícil llevarlas a cabo bien durante el invierno, con el estudio y todo. La primera que hice fue en la cervecería Mastra, que es de un graduado de la FIUM. No fue mi primera experiencia trabajando. Para pagarme la Facultad, en primer año, había trabajado en una panadería. Pero las pasantías son distintas porque aplicás lo que estás estudiando, aunque no significa que por estudiar sepas hacer todo lo que te piden. Hay cosas que solo se aprenden desde la experiencia, no importa cuánto teórico tengas arriba. Las pasantías no solo te ayudan en eso, sino que son una manera de hacer el primer acercamiento con el entorno laboral, formar relaciones, contactos, aprender a trabajar en equipo y debajo de otros, etc. Ahora estoy haciendo una para adentro de la Facultad, para Ingeniería Civil. Trabajo haciendo ensayos, pruebas, de todo un poco. Y la próxima pasantía no la tengo clara todavía.
Y estás pensando en irte de intercambio, ¿a dónde?
La idea inicial era irme a Canadá porque quería salir de la comodidad y seguir practicando inglés de manera más profunda. Pero tengo un gran amigo que prefiere irse de intercambio a España porque no sabe nada de inglés, así que al final seguramente lo acompañe para ir juntos, aunque nuestras culturas son bastante parecidas. Nos iríamos el año que viene. En teoría me recibiría el año que viene luego de hacer una tesis en grupo, pero seguramente la haga después del intercambio para poder hacerla todos juntos. Prefiero atrasarme medio año y hacerla bien.
¿Qué es lo que más valoras de tus años en la FIUM?
Me llevo, más que nada, la gente que conocí acá. Todo lo que aprendí, lo aprendí de otros. Me enseñaron a creer en mí mismo, a ser constante, a esforzarme. Yo no veía el potencial que me decían que tenía. Me enseñaron también a disfrutar más; no todo es estudio, está bueno aprovechar las oportunidades extras que te ofrece la FIUM. Encontré gente como yo, que le gusta estudiar y aprender cosas nuevas.
¿Algún consejo para los nuevos alumnos o los que todavía no se deciden?
Me gusta transmitir todo lo que aprendí acá, porque a mí también me ayudaron cuando empecé. Cuando estoy en la Facultad y me cruzo con los de primero, voy y los animo a que la sigan luchando, y les cuento cómo empecé yo y dónde estoy ahora. Siento que es una manera de devolver todos los favores: contarles de mi experiencia, animarlos a que no se frustren y que disfruten de esa etapa.
Más adelante se vuelve más complicado. Recomiendo mucho formarse un buen grupo de estudio, es muy necesaria la motivación de otros en esta carrera. Todo lo que quieran hacer, lo van a conseguir. Yo, por ejemplo, soy un jugador de fútbol que apenas sabía inglés. Me destaco más que nada por el estudio, por la perseverancia. Lo que más tengo es actitud. Si tengo que hacer algo, voy y lo hago, me comprometo. Y, con actitud, se puede lograr cualquier cosa. Y la FIUM ayuda en todo lo que puede.
Espero poder devolver algún día todo lo que me dio la gente de la FIUM, y todo lo que hace mi madre, que es enfermera, que lo hace para que yo pueda vivir cómodo y aprovechar al máximo mi educación.