“Se puede montar una empresa de impacto social en Uruguay”
El Centro de liderazgo, emprendimientos e innovación de la Universidad de Montevideo INITIUM organizó una charla sobre emprendimientos que generan impactos positivos en la sociedad. La exposición se llevó a cabo el 4 de junio y estuvo a cargo de Alejandra Rossi, directora ejecutiva de Socialab y profesora de la Facultad de Ciencias Empresariales y Economía de la UM (FCEE).
Según Anna Chiara Ortolani, coordinadora del área de Emprendimientos de INITIUM, los objetivos de presentar casos exitosos de proyectos de impacto son sensibilizar para que más personas se animen a emprender proyectos sociales y mostrar que en Uruguay existen apoyos económicos para este tipo de emprendimientos. “Para hacer impacto social no es necesario ser una ONG, uno puede hacer un emprendimiento con fines de lucro, autosustentable y que no necesite sólo vivir de donaciones. Actualmente hay muchas ONGs que compiten para que las grandes empresas les den dinero para subsistir”, explicó Ortolani.
En la siguiente entrevista Alejandra Rossi habla sobre la materia Emprendimientos sociales que dicta en la FCEE desde marzo de este año y sobre los desafíos y oportunidades para emprender con impacto en Uruguay.
¿Qué es un emprendimiento social?
Me gusta hacer la distinción entre emprendimiento y empresa social. Un emprendimiento social es un proyecto, organización o iniciativa que resuelve un problema social o contribuye a resolverlo. Puede ser una ONG, una empresa o incluso no tener una estructura formal. Una empresa social es una organización que tiene dos características fundamentales: genera impacto social a través de un formato empresarial, con un modelo de negocio que le permite ser sostenible en el tiempo, y genera ganancias para lograr el impacto con sus propios recursos.
¿En qué consiste la materia Emprendimientos sociales que dictás en la FCEE? ¿Por qué es necesario que las universidades ofrezcan este tipo de materias en su propuesta académica?
La materia Emprendimientos sociales busca que los estudiantes de la FCEE conozcan el espectro de oportunidades para contribuir al impacto social como empresarios, que puedan definir, entender y ejemplificar qué es el emprendimiento social, y que adquieran herramientas para diseñar soluciones. La materia tiene un fuerte componente práctico, transversal al curso, en que los estudiantes diseñan y ejecutan una experiencia de impacto social.
Creo que este tipo de materias es clave porque los emprendimientos sociales son las empresas del futuro. Se está dando un cambio de paradigma; entenderlo y tener las herramientas necesarias para abordarlo va a dejar de ser un tema secundario para ser un tema central.
¿Cómo surgió la oportunidad de ser la Directora Ejecutiva de Socialab?
Vengo trabajando en el tema de emprendimientos sociales desde hace varios años. De hecho, trabajé en Socialab en 2014 y 2015 dirigiendo el programa de apoyo a emprendedores. Hice un MBA en Duke con una concentración en social entrepreneurship y tuve la oportunidad de trabajar en fondos de inversión de impacto y empresas sociales en Los Ángeles, India y Kenia. Mi mayor miedo de volver a Uruguay era no poder continuar trabajando en lo que amo, y seguir creciendo profesionalmente. Pero me siento muy afortunada, porque volví a Uruguay el 2 de diciembre de 2018 y al otro día ya estaba en la oficina.
¿En qué consiste tu trabajo en Socialab?
Mi trabajo consiste en liderar el equipo de Socialab en Uruguay: soy responsable de la estrategia, sostenibilidad y crecimiento de la organización. Me encargo de generar los proyectos con diversos aliados para poder apoyar emprendedores sociales, impulsar y coordinar el trabajo del equipo en la implementación de los proyectos, comunicar y sensibilizar acerca del concepto de empresas sociales. Lo mejor de todo es poder trabajar con un equipo increíble, convencido de que esta es la manera de crear impacto en el Uruguay.
¿Desde cuándo apostás por el emprendedurismo social? ¿Qué te motiva a hacerlo?
De a poco fui encontrando el nicho donde más podía generar impacto, pero nunca hubiese surgido ese impulso sin el trabajo de voluntariado que realicé antes o mi experiencia trabajando con diversos grupos de emprendedores "tradicionales", enfocados en tecnología, microempresarios o mujeres emprendedoras.
A INITIUM no han llegado aún propuestas de emprendimientos sociales, ¿cuáles podrían ser los motivos?
Primero, hay que tener en cuenta que hay pocas empresas sociales en Uruguay. Es un concepto nuevo y eso requiere de un período de identificación de ambos lados: para los emprendedores implica identificarse como sociales o entender que pueden generar impacto de una manera más cercana al sector privado, y para las organizaciones, se debe comprender que un emprendedor tiene como principal razón de ser la resolución de un problema social, que también es una manera de emprender y de montar una empresa.
¿Existen fondos para este tipo de emprendimientos? ¿Es posible que un emprendimiento social sea autosustentable y con fines de lucro en Uruguay?
¡Sí! En Socialab entregamos capital semilla para emprendimientos en etapas tempranas, para que den sus primeros pasos. Tenemos más de 50 emprendimientos en el portafolio y más de la mitad superaron el "valle de la muerte" y continúan en funcionamiento. Estos proyectos son prueba de que se puede montar una empresa de impacto social en Uruguay. Hoy también hay fondos específicamente destinados a este nicho en ANII, con el fondo de Innovación Inclusiva o en ANDE con el programa de Oportunidades Circulares. Y aún si deciden presentarse a fondos más genéricos, como el fondo de Validación de Ideas de Negocio o el Capital Semilla, también logran ser aceptados.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta un emprendedor social, principalmente en Uruguay?
Considero que los principales desafíos son dos: uno, encontrar su identidad y lograr sentirse cómodos con ese lugar intermedio entre ser una ONG y una empresa tradicional. En Uruguay noto que los emprendedores sociales en general empiezan motivados por el impacto o el problema que quieren solucionar, pero les cuesta aceptar que pueden hacerlo generando sus propios ingresos. En Uruguay cuesta la parte "emprendedor" si hablamos de emprendedor social, pero si lo comparo con Estados Unidos, allí lo que más costaba era agregarle la connotación "social" al emprendedor. Eso me mostró que es simplemente una barrera cultural y que, como todo cambio de paradigmas, puede superarse con educación y sensibilización. El otro gran desafío que enfrentan los emprendedores sociales es el vacío legal. Aún no existe una figura legal específica para este tipo de emprendimientos y que refleje la realidad de sus actividades.