“A no perder la esperanza, hay otras maneras de educar”

El ministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol, expuso en la presentación del libro de Ignacio Munyo y Federico Castillo
“A no perder la esperanza, hay otras maneras de educar”

“¿Tenemos chicos que abandonan la educación secundaria? Sí, pero no está todo perdido”, declaró el ministro de Desarrollo Social, Pablo Bartol, “nos habría gustado tener una sociedad, como otros de América Latina, con un 80% de graduación de secundaria y tenemos solo un 40% (...); pero a no perder la esperanza, también hay otras maneras de educar”.  

El ministro Bartol participó como expositor en el primer encuentro virtual de Antiguos Alumnos del IEEM, la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo (UM), el jueves 25 de marzo en el marco de la presentación del libro “La revolución de los humanos: el futuro del trabajo”, junto a su autor, Ignacio Munyo, profesor del IEEM y director de CERES, y Federico Castillo, productor periodístico del libro.  

Esta obra, que plantea la problemática de la automatización de puestos de trabajo y el desafío como sociedad en la búsqueda de adaptación y soluciones, cuenta con entrevistas de distintos actores con trabajos no automatizados, entre ellos, Pablo Bartol, entrevistado en su momento por su rol de director del centro educativo Los Pinos.  

Finlandia como ejemplo  
Con el fin de sacar conclusiones como solución de esta problemática, el ministro habló sobre su experiencia en un viaje a Finlandia, donde se alojó doce días y pudo conocer, de primera mano, distintos proyectos, considerados parte del mejor sistema educativo occidental.  

La modalidad que conoció allí hace énfasis en el liderazgo y la autonomía como guía, herramientas útiles para el trabajo de los estudiantes en el día de mañana, además de brindarles capacidades para ser independientes, como la cocina, el tejido y la carpintería. “De ahí saqué un montón de lecciones”, comentó el ministro. No solo vio que la mitad de los chicos elijen carreras técnicas, que allí se las ve con el mismo prestigio que una universitaria, sino que es posible la especialización en una determinada área a cualquier edad.  

“Una buena tarea -que yo creo que tenemos mucho con los equipos que trabajamos continuamente- es transmitir la esperanza de que hay una posibilidad de un cambio. A mí, en la parte que me toca de Desarrollo Social, me llega que, muchas veces, las dificultades que la gente tiene de desarrollo -por lo general- son a causa de que se perdieron oportunidades y les parece que todavía están muy lejos”, comentó el ministro. Por ello, hizo énfasis que estas personas dentro de sus habilidades pueden encontrar la superación: aún se los puede “entrenar en muchas cosas muy hábiles con las que pueden llegar muy lejos”, agregó.  

Importar a los mejores  
Mucha gente piensa “que nos va a tomar décadas volver a ser un país que realmente esté a la vanguardia”, comentó el ministro Bartol. “A veces se piensa que la solución es la educación, y es verdad que es una solución, pero es muy lenta. La educación cambia al largo plazo, pero si como país queremos dar un salto rápido tenemos que traer a los mejores del mundo”.  

El ministro continuó explicando que la pandemia lo suspendió un poco, pero que, cuando pase es “lo primero que tenemos que hacer”: “Las habilidades se enseñan por imitación, no por clase teórica. Entonces, por ejemplo, si queremos tener las mejores empresas, traigamos mejores empresarios”, puntualizó.  

Bartol concluyó que esta es la manera rápida de que como país se haga un salto adelante a pesar de las dificultades de la educación. “¿La educación hay que mejorarla? Sí. Sepamos que el resultado de todo eso viene con unos cuántos años. ¿Queremos una mejora hoy? Importemos a los mejores del mundo, traigámoslos acá”, reiteró.  

Ignacio Munyo enfatizó que esto, de cierta forma, ya está sucediendo en el país. Explicó que, en CERES, el año pasado, se analizó la inmigración de Uruguay, que se multiplicó por tres en los últimos cinco años, y que el 80% de los más de 1200 inmigrantes poseen formación universitaria: “Está llegando gente con ganas de trabajar y con habilidades (…) pero la burocracia debe alinearse a este fenómeno de poder imitar, aprender y contagiar, y ojalá que después de la pandemia se profundice en este proceso para avanzar”, declaró.  

La realidad en Uruguay  
A causa de la pandemia, numerosos puestos de trabajos se perdieron, sobre todo aquellos que en un futuro podrían ser automatizables: “El tiempo se adelantó y no espera a que como país se tomen las medidas que se tienen que tomar”, manifestó Munyo.  

El autor del libro declaró que más del 70% de jóvenes que están empezando este año el ciclo básico están yendo a instituciones que son iguales hace 40 años; mientras que, el 30% restante que va a instituciones privadas, a públicas de tiempo completo o a los CEA (Centros Educativos asociados a la UTU), “por lo menos intentan cosas distintas”. 

Al finalizar el webinar, Munyo acordó con Castillo que, las imágenes que el ministro Bartol presentó de Finlandia, se proyectan de forma muy similar a lo que se ve hoy en Los Pinos, en Casavalle: “Hay que presionar, en el buen sentido de la palabra, para que estas cosas que funcionan, tanto a nivel público como privado, se extiendan”, concluyó el autor.