Joaquín Peirano

“El máster no lo afronté, lo viví”
Joaquín Peirano en la sede de Facultad de Ingeniería de la UM.

“El máster no lo afronté, lo viví”. Esa fue una de las respuestas del alumni Joaquín Peirano a la entrevista que contestó desde Madrid. Siendo estudiante de grado de la Facultad de Ingeniería de la UM (FIUM) fue aceptado, junto con otros dos compañeros, para cursar el Master of Engineering Management (MEM) en la Thayer School of Engineering de Dartmouth College, gracias a un convenio de la UM. Al completar las materias del MEM, recibió los títulos de las dos universidades. 

El MEM es un máster con un marcado perfil profesional. Al completarlo, comenzó a buscar trabajo y lo llamaron desde Smart Wires, una empresa de Silicon Valley que ofrece soluciones para la optimización de redes eléctricas de alta tensión. Luego de varias rondas de entrevistas, la última con el CEO de la empresa, lo contrataron para soporte de ventas. Hoy trabaja a través de su computadora desde Madrid, con algunos viajes a una de las sedes de la empresa en Dublín, y más adelante trabajará full time en California. 

En la entrevista expresó su deseo de motivar a otros estudiantes de FIUM con esta gran oportunidad. Aseguró que quizá a algunos les cueste pensar en que el máster implica un año y medio de estudios en EEUU y luego buscar trabajo en una empresa de ese país, pero explicó que muchas ofrecen trabajo online. En Smart Wires incluso le hablaron de la posibilidad de ayudar más adelante a llevar la empresa a América Latina. “Eso me cautivó, porque quiero volver en algún momento a Uruguay”, dijo. Una historia que muestra, como afirmó, que el estudio y “ponerle ganas”, abren muchas puertas. 

¿Cómo surgió tu vocación por la Ingeniería Industrial? 

La realidad es que nunca estuve muy convencido. Cuando terminé el liceo estaba interesado en la intersección de la ingeniería y la medicina, pero también estuve cerca de estudiar economía. Fue dentro de la UM que empecé a explorar el campo de la energía renovable y energía eléctrica. En unas de mis pasantías trabajé en un parque eólico y en una planta de biomasa y ahí lo supe. De ahí en más, nunca consideré no hacer algo en energía y en cómo fomentar las energías renovables. 

Al igual que otros estudiantes de Ingeniería de la UM cursaste el Master of Engineering Management (MEM) en la Thayer School of Engineering de Dartmouth College. ¿Cómo surgió esa posibilidad? 

A través de la UM. Recuerdo perfectamente haber participado de la reunión de delegados cuando anunciaron el convenio de la UM con Dartmouth. Nunca había escuchado de Dartmouth. Me puse a investigar y asistí a la charla que dio Kristine Laca, un gran recurso que tenemos en FIUM y nuestra conexión con Dartmouth. En ese momento estaba en segundo, así que era muy a largo plazo, pero siempre quedó grabado ahí detrás. 

Después de unos años y luego de que viajaran otros estudiantes, retomé la investigación. Hablé con los que habían ido a Dartmouth, nuevamente con Kristine y con profesores y autoridades de FIUM. Todos me apoyaron muchísimo desde el primer momento. Quienes me conocían más sabían que quería explorar mi carrera internacionalmente, aprender y ver el mundo, así como también, una característica del programa del MEM, combinar la ingeniería con negocios, trabajar en las comunicaciones de personas y en de equipos multidisciplinarios en el que no se habla el lenguaje técnico de la ingeniería, sino el lenguaje de negocios y de las personas. En ese sentido, era una oportunidad excelente. 

¿Cómo fue la experiencia en Dartmouth? ¿Te pareció tener las herramientas necesarias para afrontar el MEM? 

Dartmouth fue una experiencia única. Sé que parece cliché, pero sinceramente fue única. Irte a estudiar a unas de las mejores y más prestigiosas universidades de EEUU es bastante único de por sí, pero no lo supe hasta estar ahí. Desde Uruguay simplemente no lo entendemos de la misma manera. No tenía ni idea de lo que era una Ivy League, e incluso luego de hacer la investigación y empezar el máster, todavía no lo entendía. En EEUU, hay puestos de trabajo a los que no puedes ni aplicar si no fuiste a una Ivy League o a una top 10. Es simplemente otra realidad, como también el mundo laboral es otra realidad. 

La experiencia de estar afuera y de vivir la college life es también única. Conocí y tuve conversaciones con personas que parecía que se merecían el premio Nobel y yo ahí, un uruguayo más con mi termo y mate, con profesores que me preguntaban, con cara de preocupación, qué hacía con eso. Me gusta explorar y aprender, mezclarme con personas distintas a mí, sencillas o complejas, de distintos lugares; es algo que me resulta muy placentero y creo que no debe haber mejor lugar para hacer eso que en una universidad americana. Es un laboratorio hecho para uno, al menos lo sentía así. Es una universidad muy internacional, con personas de muchos países. Ahora todos nuestros compañeros escuchan reguetón y quieren conocer Uruguay.  

El MEM no lo afronté, lo viví. Y marco esa diferencia porque en la posición del alumno a veces nuestra carrera y nuestros estudios parecen un obstáculo y no lo apreciamos. En cuanto a las herramientas, la formación técnica en ingeniería que teníamos los de la UM, y en general también la que tenían los estudiantes de otros países de Latinoamérica, era quizá más fuerte. Eso lo hizo más fácil, estamos acostumbrados a luchar. Pero como es un máster profesional, se trata de que encuentres una pasantía en el verano y trabajo al finalizar los estudios. Buscar trabajo no fue fácil y, para eso, creo que la mejor herramienta que tuve fue la constancia, y estar acostumbrado a luchar. También fue súper importante la flexibilidad y la capacidad de adaptarse, saber contar mi historia, tener conversaciones interesantes y tener mucha iniciativa. 

Durante tus años en la universidad fuiste el delegado de la clase. ¿Qué características te parecen importantes en un perfil de liderazgo? 

Creo que la característica más importante que desarrollé como delegado, y en mi tiempo en la UM en general, fue la de ser más empático. A tener empatía se aprende al tener que ponerte en el lugar de otras personas. En mi rol como delegado durante dos años y luego de forma más informal cuando no era delegado, intentaba escuchar a mis compañeros y comunicarme con las autoridades. Pero es muy fácil ponerse del lado de tus amigos también. La empatía también viene de entender los motivos y las limitaciones que hay en el sistema, ponerse también del lado de las autoridades y entender sus motivos y sus preocupaciones. Solo con hacer eso, aprendí mucho y mis relaciones personales con amigos, profesores y autoridades crecieron también, porque sabían que me preocupaba de entender su posición. 

Todo eso contribuyó a que hoy en día, luego de llevarlo al siguiente nivel en Dartmouth, en una universidad más grande y de renombre mundial y en una clase súper multicultural con distintas motivaciones y preocupaciones, pueda desempeñar mi función de ingeniería comercial en Smart Wires. Smart Wires se preocupa de contratar a profesionales no sólo bien capacitados, sino también con el deseo de ayudar a sus compañeros. Todos somos dueños de la empresa y nos preocupamos de los demás, para que nadie tenga mucho ni poco trabajo. En el día a día me comunico en distintos idiomas con gente de distintos países y distintas formaciones. Tener del otro lado a una persona que trata de entender tus problemas siempre hace las conversaciones más amenas, más fáciles y más eficientes, especialmente cuando hay intereses contrarios en las negociaciones.  

Entrevista publicada en marzo de 2018.