Alimentación saludable: ¿es posible promoverla?

Las investigadoras Ana Balsa (UM) y Cecilia Noboa (Udelar) mostraron los resultados preliminares de un estudio que analiza el impacto de la intervención en la compra de alimentos saludables. Participaron del evento Ximena Moratorio, del MSP, y Miguel Kazarez, autor del libro "Saber comer"
Ximena Moratorio, Cecilia Noboa, Ana Balsa y Miguel Kazarez durante en Encuentro UM.

Las investigadoras Ana Balsa (UM) y Cecilia Noboa (UdelaR) presentaron en el tercer Encuentro UM de 2021, que tuvo lugar el 10 de agosto, la investigación Improving healthy food consumption through nudges, realizada por ellas dos junto a Patricia Triunfo. A continuación, dialogaron con Ximena Moratorio, integrante del área programática de Nutrición del Ministerio de Salud Pública. El evento fue moderado por Miguel Kazarez, autor del libro “Saber comer”.

Durante el Encuentro UM, Ana Balsa explicó que la investigación estuvo motivada por los niveles de sobrepeso y obesidad, que representan un problema a nivel mundial y, en especial, en Uruguay. Los datos de sobrepeso y obesidad en niños menores de 5 años en el país pasaron de un 7% en el 2000 a más de 12% en 2018.

A nivel de la población en general, dos de cada tres adultos tienen problemas de sobrepeso u obesidad. La economista explicó que esto es relevante porque el sobrepeso y obesidad están directamente asociados a enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, los problemas cardiovasculares y el cáncer, con implicancias severas sobre la calidad de vida, la expectativa de vida y los costos de salud.

La investigación analiza el impacto de una intervención (impulso o promoción) de alimentos saludables en las compras realizadas por clientes frecuentes de una cadena de supermercados en Uruguay. Se enviaron tres mensajes por WhatsApp por semana durante ocho semanas a clientes seleccionados al azar para el grupo de tratamiento, de una muestra mayor de clientes que aceptaron completar una encuesta inicial.

Cecilia Noboa explicó que los mensajes destacaron alguno de los siguientes temas: cocinar en casa, consumo de verduras, frutas y legumbres, y alimentación consciente, entre otros. Además de brindar información y resaltar las ventajas de una alimentación saludable, los mensajes se estructuraron para inducir acciones sencillas relacionadas con la nutrición, por ejemplo, algunos incluyeron recetas.

El texto iba acompañado de material audiovisual. El mensaje no estaba enfocado en animar a no consumir ciertos productos, sino que intentaron incentivar el consumo positivo de alimentos frescos y saludables.

Noboa agregó que la Economía del Comportamiento plantea que “las personas no siempre nos comportamos de manera racional”, y en esto influyen algunos sesgos. Por ejemplo, las decisiones de qué alimento consumir dependen de cómo se presentan los alimentos en la cantina.

Durante su intervención, Ximena Moratorio explicó que le parece necesario plantearse “cómo hay que pensar el sistema alimentario para que ponga en el centro a las personas y, en particular, a los niños”. En relación a los elementos que influyen en la toma de decisión de compra, mencionó, entre otros, la publicidad y el marketing, la distribución de los productos en un supermercado, y cuál es la oferta de alimentos en un centro educativo. En relación a la investigación, destacó la necesidad de involucrar a actores que forman parte de la cadena de suministro, como se hizo en este caso con una cadena de supermercados.

Los resultados muestran que la intervención aumentó la compra de alimentos frescos y saludables en alrededor de un 10%. Los hogares con niños menores de 12 años, los que normalmente no consumen las porciones recomendadas de frutas y verduras, y los hogares con menos educación respondieron mejor al programa. Los efectos se observaron principalmente durante las ocho semanas de la intervención, pero hay menos evidencia de que se mantuvieran después.